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El puertorriqueño Jerry Rivera conquistó una vez más gracias al buen repertorio musical que lo llevó al éxito.

fama

La comunidad que lo sigue se sintió, como bien dicen, en su salsa el viernes pasado durante el concierto que ofreció en el país el puertorriqueño Jerry Rivera, mejor conocido como “el bebé de la salsa”.

La orquesta telonera, Salsalvador All Stars, fue la encargada por casi por una hora de hacer sonar esos ritmos urbanos, sofisticados y apremiantes como se caracteriza este género de la salsa, agrupación que fue bien receptiva por los asistentes gracias un repertorio de grandes éxitos de salseros reconocidos.

Pasadas las 10 de la noche, la orquesta considerada la primera institución de la salsa en El Salvador se despidió de cientos de espectadores, en su mayoría mujeres que se encontraban en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO), quienes de inmediato hicieron sentir su euforia por ¡Jerry... Jerry! Sin mayor preámbulo, en cuestión de minutos, el boricua apareció en el escenario montado sin ninguna clase de efectos ni luces sofisticadas con su peculiar sombrero.

La música de fondo, en vivo, por su orquesta conformada por más de 10 músicos de Puerto Rico, rompió el silencio y empezó a sonar “Solo pienso en ti”, una de sus canciones del nuevo disco “El amor existe”, bajo el cual promociona su tour internacional. “La noche es para ustedes y para mi orquesta” dijo al finalizar su primera interpretación.

Y así fue. Complació un amplio repertorio como “Me estoy enamorando”, “Qué hay de malo”, esta última de su famoso disco “Cara de niño”, o también “Casi un hechizo” de su disco “Cuenta conmigo”, y todo un repertorio de canciones que lo catapultaron como “el bebé de la salsa” desde los noventa. De su nuevo disco “El amor existe” solamente interpretó tres, además de “Solo pienso en ti”, la que lleva el mismo nombre del disco y “Bésame” de Ricardo Montaner. Por supuesto que no dejó de cantar un remix de su ídolo, el papá de la salsa, Frankie Ruiz.

Aquel cantante fornido como se ha vuelto en los últimos años gracias a que levanta pesas se quedó escondido gracias a su chamarra de cuero color café. Karla Villalta gritaba ¡mucha ropa! ¿A qué horas se la va a quitar? mientras coreaba a todo pulmón “Amor de colegio”. La que nunca se quitó.

En el escenario lució con un dejo de tímido, como si fuera el mismo de hace más de 15 años, poco o nada de baile y lo extraño que pocos se dispusieron a bailar. Pero como dice Rubén Flamenco, director de Salsalvador All Stars, “no hay que pedirle que baile porque nunca bailó...”.

Y quienes dieron fe de ello, fueron tres fans (Karla, Kathy y Carolina) que estuvieron en un concierto que brindó hace más de 15 años en el país, incluso las osadas jovencitas en aquel entonces se rebuscaron para tomarse la fotografía del recuerdo con su artista preferido. Y el viernes la cargaban como prueba.

Casi dos horas de puro son, llegó la hora de despedirse pero como era de esperarse apareció para cerrar con broche de oro con dos de las canciones más esperadas: “Amores como el nuestro” y “Cara de niño”, y tal parece que será el niño eterno de sus “babys”.
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